La
ecología ha alcanzado enorme trascendencia en los
últimos años.
El
creciente interés del hombre por el ambiente en el que
vive se debe fundamentalmente a la toma de consciencia
sobre los problemas que afectan a nuestro planeta y
exigen una pronta solución.
Los seres vivos están en permanente contacto entre sí y
con el ambiente físico en el que viven. La ecología
analiza cómo cada elemento de un ecosistema afecta los
demás componentes y cómo es afectado. Es una ciencia de
síntesis, pues para comprender la compleja trama de
relaciones que existen en un ecosistema toma
conocimientos de botánica, zoología, fisiología,
genética y otras disciplinas como la física, la química
y la geología.
En
1869, el biólogo alemán Ernst Haeckel acuñó el término
ecología, remitiéndose al origen griego de la palabra (oikos,
casa; logos, ciencia, estudio, tratado). Según entendía
Haeckel, la ecología debía encarar el estudio de una
especie en sus relaciones biológicas con el medio
ambiente. Otros científicos se ocuparon posteriormente
del medio en que vive cada especie y de sus relaciones
simbióticas y antagónicas con otras.
Hacia 1925, August Thienemann, Charles Elton y otros
impulsaron la ecología de las comunidades. Trabajaron
con conceptos como el de cadena alimentaría, o el de
pirámide de especies, en la que el número de individuos
disminuye progresivamente desde la base hasta la
cúspide, desde las plantas hasta los animales herbívoros
y los carnívoros.
La falta
de espacios verdes, la superpoblación, el excso de
humo y calor generados por distintas máquinas, y la
contaminacón acústica y visual hacen de la ciudad un
ambiente adverso para el hombre
Nuevo nombre para un viejo problema
Ni los problemas que trata la
ecología son nuevos ni la ecología es sólo una moda
pasajera. Ya en el período Neolítico, diez mil años atrás,
los hombres talaban bosques para obtener madera y abrir
claros donde sembrar los granos de los que se alimentaban.
Así resultaron alterados los ecosistemas en los que esas
comunidades vivían. En Grecia, Platón dejó testimonio
escrito de la deforestación de ciertas montañas del Ática,
que habían quedado como "el esqueleto de un cuerpo
enflaquecido por la enfermedad". El agua, observaba el
filósofo, "no se perdía entonces como ocurre hoy,
discurriendo sobre el terreno desnudo".
Desde luego, el problema no afectó
sólo a la Antigüedad: a lo largo de la historia diversas
áreas terrestres se vieron modificadas por la acción del
hombre. Por ejemplo, a partir de la década del '50 la
agricultura experimentó un crecimiento favorecido por los
adelantos en ingeniería genética de semillas y desarrollo de
agroquímicos. Esta intensificación del uso de las tierras
ocasionó la degradación de las mismas y la necesidad de
explotar nuevas áreas.
Cuando la
actividad humana carece de controles y reglamentaciones,
pueden producirse grandes catástrofes. Los derrames de
petróleo provocan la muerte de numerosos organismos,
alterando el equilibrio ecológico
Al
desaparecer los bosques no sólo se pierde la capacidad
de renovación del oxígeno en la atmósfera, sino que
también se reduce la fertilidad del suelo y se
incrementa su erosión
Visión de
conjunto
La Tierra afronta serio peligro de
contaminación y muerte de especies vegetales y animales, y
también de los suelos, la atmósfera, los ríos y los mares,
que sustentan la vida.
Conscientes de la gravedad de la situación, los países
miembro de las Naciones Unidas se reunieron en 1992, en la
Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo conocida como
la Cumbre de Río de Janeiro. Allí, gobernantes, científicos
y periodistas de todo el mundo, informaron y alertaron sobre
los problemas del desarrollo industrial y tecnológico.
El conocimiento de la naturaleza y
de los cuidados que ella requiere deberían ser temas
primordiales en los procesos educativos actuales. El sistema
educativo, precisamente, debe proveer hoy información sobre
ecología a todos los niveles: desde el cuidado de un
animalito doméstico, pasando por las charlas cotidianas de
los maestros o el trabajo en huertas escolares en los
niveles primario y medio, hasta las especializaciones
terciarias y la concientización de los profesionales de
otras áreas en institutos y universidades.
La
gran cantidad de deshechos que genera el hombre, suele
quemarse o utilizarse en rellenos sanitarios para
atenuar el impacto que esto procuce, los países más
desarrollados fomentan el reciclado.
La falta de cuidados por parte del hombre hacia otros
seres vivos pone en peligro de extinción a muchas
especies, el oso panda, algunos batracios, las focas del
ártico o las ballenas de los mares del sur son algunas
de ellas.
Frase
célebre de esta página:
Para las personas
creyentes, Dios esta al principio. Para los científicos está el
final de todas sus reflexiones.
Los hielos que sacamos
del congelador se encuentran a una temperatura de unos 20 grados
centígrados bajo cero. Cuando los tocamos, observamos que nuestros dedos
se suelen quedar pegados a ellos. La escasa humedad que hay sobre la
piel se congela instantáneamente cuando entra en contacto con ese
pequeño bloque congelado y sólo el agua logrará despegarlos
convenientemente.
Eso mismo ocurre, aunque
de forma menos acusada, cuando tocamos una cubitera con hielos dentro. Y
el efecto es mucho más evidente cuanto mejor conductor del calor sea el
material con que ha sido fabricada esa cubitera. Es decir, los dedos
quedan más pegados en una de metal que en otra, por ejemplo, de
plástico, y en ésta más que en una de madera.
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